Historia

Historia del Monasterio de Santa Catalina de Siena

El Monasterio de Santa Catalina de Siena es la más antigua de las casas de clausura femeninas con las que cuenta la Orden de Santo Domingo en Canarias. Ubicada en San Cristóbal de La Laguna, comenzó con su vida conventual el 23 de abril de 1611, gracias al altruismo del matrimonio de Juan Cabrejas, gobernador de La Palma y María de Salas; quienes consiguieron formalizar la idea que ya existía desde el S.XVI de crear en esta ciudad, una casa de clausura solo para mujeres.

Al querer satisfacer los deseos de su hija de consagrarse al señor en la Orden de Santo Domingo, los cónyuges decidieron en el año 1600, adueñarse de las desoladas y deterioradas residencias del hidalgo y conquistador Alonso Fernández de Lugo, Adelantado mayor de las Islas Canarias, y cuyos domicilios se encontraban contiguos a la plaza que en la actualidad ostenta el nombre de su título real, la Plaza del Adelantado. En 1606 empezaron las obras que permitirían crear las distintas dependencias donde se articularía la vida cotidiana de las futuras profesas.

Cinco años después, en 1611, da comienzo la vida en el monasterio; la viuda del fundador cuyo nombre cambiaría a Sor María de la Pasión, y su hija, Sor Florencia de San Juan, fueron junto a cuatro monjas más, como las primeras habitantes de esta casa de clausura femenina.

Con el paso de los años el pequeño y sencillo monasterio, llegó a albergar en su interior a un centenar de monjas, convirtiéndose en uno de los más sólidos y significativos de la Isla. Durante el siglo XVII, la abundancia de la que disfrutaba,

llegó hasta un nivel tan elevado, que se necesitó ampliar el espacio conventual, adquiriendo e incorporando aquellos inmuebles y parcelas que estaban próximas a él, con el fin de reformarlo y ampliarlo, convirtiéndose en la casa de clausura que conocemos en la actualidad. En el monasterio tendría así una ubicación privilegiada, por su contigüidad al convento masculino de la Orden de Predicadores, así como por su emplazamiento en el centro del casco antiguo de la ciudad tinerfeña.

Si este monasterio es uno de los más célebres hoy en día, es porque en su interior se encuentra la Sierva de Dios, Sor María de Jesús de León Delgado, conocida como La Siervita, la cual está en proceso de beatificación y canonización. Fue una mujer de vida humilde y sencilla, que se consagró al señor durante toda su vida; las capacidades portentosas y sobrenaturales que demostró tener a lo largo de su existencia, generó fascinación en todo aquel que la conocía, no sólo dentro del convento, sino incluso fuera de él.

La Siervita murió el 15 de febrero de 1731, su cuerpo incorrupto se encontró tres años después tras la exhumación que pidió Amaro Pargo como una ofrenda para ofrecerle el descanso eterno en un féretro de madera policromada encargada expresamente por él. Su incorruptibilidad es mostrada hoy en día cada aniversario de su muerte, siendo visitada por miles de devotos cada año, convirtiéndose en una de las figuras religiosas más honradas del archipiélago canario.