Verdaderos retratos

Verdaderos retratos

En los siglos del Barroco tuvieron particular éxito pinturas, estampas y en menor medida esculturas que reproducen imágenes religiosas tal y como eran veneradas en sus altares, retablos y pasos procesionales, revestidas y enjoyadas en no pocos casos, y en su entorno devocional.

La voluntad de que la copia fuera fiel —con ambición que hoy calificaríamos como fotográfica— justifica que fueran denominados verdaderos retratos o vera effigies. No obstante, el resultado dependía de la destreza de los autores y abundan los ejemplos de obras anónimas, de carácter popular.

Las imágenes que despertaban más fervor, las consideradas más milagrosas y aquellas que extendían su patronazgo sobre territorios y colectivos fueron las más demandadas. Eran, por estos motivos, obras especialmente apropiadas para la piedad íntima y doméstica: un monasterio no deja de ser una casa. En esta sala se exhiben principalmente pinturas isleñas, verdaderos retratos de imágenes veneradas en Tenerife como la Virgen de los Remedios de La Laguna, el Cristo de los Dolores de Tacoronte o el Cristo atado a la columna de La Orotava.

Carlos Rodríguez Morales